Enfermeras de Lara no descartan huelga indefinida
Así lo expresó Ana Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras de Caracas, quien recalcó que ante la crisis que atraviesa el sector salud, están evaluando la aplicación de una huelga general y renuncias masivas. Las declaraciones fueron emitidas ayer en medio de un paro de 24 horas que cumplieron más de 10 mil enfermeras en 90 % de los hospitales del país, en demanda de mejores salarios y dotación de insumos en los centros hospitalarios.
En Lara hubo una marcha que salió del Hospital Central hasta la Sanidad para exigir un mejor salario y dotación de insumos para frenar las renuncias. "Nos faltan brazos para atender a tantos pacientes y lo hacemos con las uñas aun a costa de salarios miserables y obligadas a redoblar turnos por falta de personal", contó Mayani Mogollón, una enfermera con más de 18 años de experiencia, quien afirmó que desde las 7:30 de la mañana, alista su carrito de enfermería para aplicar la guardia de rutina, pero cada día son menos los insumos con los que cuenta.
"Deberíamos tener varios pares de guantes, inyectadoras, gasas, yelcos, y medicamentos. Con mucha pena le tenemos que decir a los familiares que vayan a comprar los insumos esenciales para atender al paciente", expresó Mogollón.
Elda Jiménez, presidenta del Colegio de Enfermería del estado Lara, alertó que la sobrecarga de trabajo a la que están sometidas, está afectando su seguridad laboral y su salud. Además precisó que en el Antonio María Pineda, varias profesionales han resultado contagiadas con tuberculosis, hepatitis o neumonía, por tener que trabajar en terapia intensiva sin guantes.
"La explotación es tal, que en el Hospital Central debería haber mil 700 enfermeras y en este momento hay menos de 520. A diario reportamos entre dos y tres renuncias. Tanto hospitales como ambulatorios carecen de condiciones de bioseguridad", informó.
El desgaste físico y mental que tienen las enfermeras del país está haciendo estragos en su calidad de vida, según lo afirmó Indy Bastidas, graduada hace tres años, el mismo tiempo que tiene ejerciendo en el Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga, en el área de Infectología. Ella cumple turnos de trabajo de 24 horas, un día intermedio, y narró que la presión es tanta, que la faena es corrida, porque ni siquiera puede descansar las tres horas respectivas.
"Atiendo a 36 pacientes diarios, cuando deberían ser tres en un área tan demandante. Las enfermeras vivimos corriendo de camilla en camilla, colocando tratamientos, nebulizando o cauterizando. En el quinto piso del Pediátrico sólo estoy yo, por eso la rutina es agotadora, al punto que a veces provoca salir corriendo de esta pesadilla, pero me niego a dejar de ejercer", expresó Bastidas.
La joven no contiene el dolor cuando narra que en ese caos en el que trabaja, es inevitable que se mueran pacientes. "Priorizamos la atención; tratamos primero a los niños que están más graves. Se ejerce con dolor, porque a diario vemos como se nos mueren los pacientes. Nos afecta también ver el desespero y el sufrimiento de las madres, que no tienen recursos para comprarle una medicina a su hijo, que la debería de garantizar el hospital, o que no pueden calmar su llanto por el hambre, porque en el Pediátrico no están comiendo balanceado, dan pocas cantidades y el menú se limita a tan sólo arroz y granos", reveló.
El padecimiento de las enfermeras lo viven también quienes han dedicado su vida a la profesión. Yelitza Goyo tiene 40 años ejerciendo, está jubilada pero gana salario mínimo. Hasta ayer no había cobrado el nuevo sueldo ajustado al último incremento. Hace 15 días su pago fue de Bs. 64 mil. La crisis la ha obligado a laborar en clínicas para cubrir sus gastos esenciales.
En los centros privados de salud también se redoblan las jornadas de trabajo, porque el déficit de enfermeras supera el 80 %, según profesionales de la Clínica Razetti, quienes se sumaron a la jornada de protesta. Precisaron que en este centro de salud privado quedan sólo 91 enfermeras de 400 que había en nómina en el 2018. "Las colegas se han ido a países como Perú o Colombia, donde pueden ganar hasta 600 dólares mensuales", informó Lauren Alastre, representante del gremio.
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